Los australianos expresan su preocupación por el aumento de la presión sobre la salud mental
El COVID-19 ha tenido un impacto profundo en todos nosotros, con brotes y cuarentenas que interrumpen nuestro día a día. Los sistemas educativos, las interacciones sociales, la pérdida de empleos y el acceso a la vivienda son solo algunos de los factores que impulsan las altas tasas de enfermedades mentales y daños psicológicos, especialmente en la juventud australiana.
Este fenómeno ha sido un foco de atención para el Grupo de asesoramiento sobre Salud Mental de Australia, creado a principios del 2020 a través de una asociación entre el Matilda Center de la Universidad de Sídney y la Fundación BHP.
Como preparación para las inevitables repercusiones del COVID-19 en la salud mental, el grupo de asesoramiento en asuntos de salud mental reunió a especialistas del Matilda Centre y del Grupo de asesoramiento sobre salud mental de Australia, de la Universidad de Sídney, para centrarse en las grandes ideas para abordar la salud mental a largo plazo.
Recientemente, realizaron un estudio en el que encuestaron a más de 1000 adultos australianos de todo el país para escuchar directamente a la comunidad sobre las principales preocupaciones que afectan la salud mental: el sistema de servicios de salud mental, el estrés financiero y el aislamiento social.
«En este estudio hemos querido incluir las voces de los que están fuera del sistema de salud mental: las experiencias que los australianos viven cotidianamente tienen un valor incalculable para informar sobre la planificación de políticas específicas y para mejorar la atención de la salud mental en Australia», afirmó la Dra.
Con muchos australianos que buscan acceso a la salud mental por primera vez en sus vidas, descubrieron que se enfrentaban a múltiples obstáculos de acceso.
«Muchas de las personas encuestadas afirmaron que el acceso al actual sistema de apoyo a la salud mental era caro y poco accesible y que, además, se veía agravado por el estigma comunitario y político sobre lo que implicar estar desempleado, recibir asistencia social o apoyo a la salud mental», agregó Bower.
El estudio encontró que la pandemia del COVID-19 «presionó» los desencadenantes existentes de una mala salud mental al multiplicar el estrés financiero y reducir el apoyo social y la conexión. Los hallazgos más relevantes del informe incluyeron:
- Una quinta parte de quienes participaron afirmó que dos factores principales que afectaron la salud mental fueron el aumento de las dificultades financieras y los cambios en el sistema y estructuras de apoyo social.
- Más de una de cada cinco personas destacó que el COVID-19 aumentó las presiones sobre un sistema de salud mental sobrecargado.
- Casi uno de cada 10 participantes describió la pandemia como una fragmentación de sus redes sociales y un empeoramiento de los sentimientos de aislamiento y desconexión.
- Muchas personas informaron cómo la interrupción del contacto social durante la pandemia ha tenido un efecto a largo plazo y una sensación de incomodidad al volver a socializar.
- Los hallazgos muestran que la atención de la salud mental no se trata únicamente de brindar tratamiento psicológico, sino también se trata de tener acceso al apoyo financiero, al empleo y a la ayuda social. Se necesitan políticas gubernamentales integrales que abarquen los servicios sociales y el bienestar, las finanzas, la vivienda, la educación, la familia y comunidad, y la mano de obra para lograr impactos concretos en la salud mental de los australianos.
Las voces de este diverso grupo de australianos encuestados en el estudio ayudarán a proporcionar una guía clara para que el gobierno construya un futuro más resistente y mentalmente saludable.
Obtenga más información:
- Lea los resultados del Alone Together Study, el estudio realizado por el Matilda Centre de la Universidad de Sídney, en colaboración con el Grupo de asesoramiento en asuntos de salud mental de Australia.
- Lea documento normativo <i>Construir un futuro mentalmente sano: </i> Plan de recuperación de la juventud australiana del Grupo de asesoramiento sobre salud mental de Australia y siga @AusMHThinkTank en Twitter.